¿Qué es el salario mínimo interprofesional?
Representa la cantidad mínima de dinero que un trabajador por cuenta ajena percibirá en su trabajo, por debajo de la cual la empresa estaría cometiendo una ilegalidad. El salario mínimo interprofesional se aplica por igual para todos los trabajadores, con independencia de la actividad, sector, zona geográfica, sexo o edad.
¿Quién establece el salario mínimo interprofesional?
En España, lo establece el Gobierno a través de un Real Decreto, recogido en el Boletín Oficial del Estado. En 2020, el importe fijado es de 950€ al mes, dividido en 14 pagas anuales, o de 1.108,3 si se divide en 12 pagas al año. Esto supone una subida de 58,3€ con respecto al 2019 y 249,7€ respecto al 2018.
Esta cuantía corresponderá al trabajo realizado durante el período legal que aparece indicado en el artículo 34.1 del Estatuto de los Trabajadores, en el que se establece que no podrá superar las 40 horas semanales de promedio anual.
Qué factores influyen en su determinación
En general, la idea de mantener un salario mínimo interprofesional se originó para evitar la pérdida de poder adquisitivo por parte de los trabajadores. Esto quiere decir que el Gobierno debe tener en cuenta los principales elementos que afectan al valor real de los ingresos percibidos, como la inflación o el valor de la moneda.
Por otro lado, tiene que prestar atención a otros conceptos económicos, tales como la productividad media del país y el aumento de la participación del trabajo en la renta nacional, con el fin de ajustar el poder adquisitivo a la realidad económica.
Pero, aparte de estos factores numéricos y estadísticos, es habitual que el importe del salario mínimo interprofesional modifique su cuantía debido a la intervención de dos agentes negociadores externos, como los sindicatos o la patronal, en busca de mejorar las condiciones pecuniarias de los trabajadores.
El salario mínimo interprofesional y los autónomos
Hasta octubre de 2017, la cuota de cotización de los autónomos estaba ligada a los incrementos del salario mínimo interprofesional. El porcentaje de subida de este último repercutía con la misma cifra en el importe de la primera, por lo que repercutía de manera inversa en su poder adquisitivo.
Pero, en la fecha que aparece en el párrafo superior, se aprobó la Nueva Ley de Autónomos, desligando la relación entre el salario mínimo profesional y la cuota de cotización. A partir de entonces, cada una sería regulada de manera independiente por parte del Gobierno de España.
El salario mínimo interprofesional para situaciones determinadas
Obviamente, no todos los trabajadores cumplen las condiciones que establece el Real Decreto. Por ejemplo, en lo referido a las horas de trabajo. En el caso de que un trabajador no realice el mínimo de las 40 horas estipuladas, el salario mínimo interprofesional se reducirá en función de las horas de menos que conformen su jornada laboral.
También existen casos en los que el trabajador reciba complementos salariales junto con su sueldo. La Ley indicaba que el salario mínimo interprofesional solo se aplicaría a la cuantía monetaria percibida en dicho sueldo. De esta manera, los complementos salariales no se verían afectados por la subida o descenso que decretase el Gobierno. No obstante, a partir del 2019, aparecieron varias sentencias en la Audiencia Nacional que señalaban que, tanto complementos salariales como primas de producción formaban parte del cómputo de la cuantía mínima legal establecida.
Respecto a los trabajadores que cobran por unidad de obra realizada, el Real Decreto no especifica la manera en la que se deban aplicar los cambios del salario mínimo interprofesional.
En ningún caso, eso sí, se puede pactar una reducción del importe del salario mínimo interprofesional.
Ventajas e inconvenientes
La razón de que exista un salario mínimo interprofesional tiene su origen en Oceanía, a finales del siglo XIX, donde se impusieron unas remuneraciones fijas para una serie de empresas que pagaban muy poco a sus trabajadores.
No sería hasta principios del XX cuando el resto de naciones comenzó a contemplar la posibilidad de imitar su ejemplo. Conviene recordar que, tras la Revolución Industrial, el concepto del trabajo se había modificado y había afectado a la sociedad. La situación derivó en problemas, huelgas, reivindicaciones y corrientes político-filosóficas que obligaron a los gobiernos a pactar medidas legales para que el ritmo de producción no se viese afectado.
La implantación de un salario mínimo interprofesional tenía el objetivo de crear un efecto de estabilización en la economía. Es lo que Richard B. Freeman (economista americano) denominó la Teoría de la Redistribución. Sin embargo, si bien solucionó una serie de problemas, no tardarían en aparecer nuevos.
En cuanto a las ventajas de la universalización de un salario mínimo interprofesional, la más evidente de todas es que las empresas no pueden establecer los sueldos como quieran, evitando los sueldos ínfimos que les permitan reducir costes. Por otro lado, la garantía de cobrar un sueldo fijo adecuado a la situación económica motiva a que la gente tenga ganas de trabajar, lo que reduce el desempleo.
Sin embargo, el aumento de costes para la empresa hace que esta se replantee el número de personas que vaya a contratar y que aumente la cantidad de trabajo por persona dentro de la misma, para compensar la falta de personal. O que se realicen contrataciones ilegales –sin dar de alta en la Seguridad Social.
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