¿Qué es una pyme? características y requisitos de una pyme

En este post queremos que aprendas qué es una Pyme; Cuando nos referimos a la Pequeña y Mediana Empresa, lo hacemos a través de una palabra de uso popular: pyme. Este acrónimo lexicalizado define a una serie de negocios, eminentemente comerciales, con una serie de características bien definidas, que representan cerca de la mitad de las empresas con asalariados que desarrollan su negocio en España y al 99,84% de las mismas si incluimos a las que trabajan sin asalariados (Ministerio de Industria  Comercio y Turismo, enero 2020).

Su definición aparece en el Anexo I del Reglamento (UE) nº 651/2014 de la Comisión: «Se considerará empresa toda entidad, independientemente de su forma jurídica, que ejerza una actividad económica. En particular, se considerarán empresas las entidades que ejerzan una actividad artesanal u otras actividades a título individual o familiar, así como las sociedades de personas y las asociaciones que ejerzan una actividad económica de forma regular».

Requisitos de una pyme

Para que una empresa pueda ser considerada como pyme, necesita cumplir los tres requisitos que os mostramos a continuación:

• disponer de un número de empleados no superior a 250.
• generar un volumen de negocio anual inferior a los 50 millones de euros.
• presentar un balance general por debajo de los 43 millones de euros.

A su vez, en función de su número de empleados y movimiento de dinero, las pymes se dividen en tres denominaciones específicas:

1. Mediana: cuando cumple los tres requisitos mencionados en el párrafo anterior.
2. Pequeña: cuando el número de empleados no es superior a 50, el volumen de negocio inferior a 10 millones de euros y el balance general está por debajo de la misma cifra.
3. Micro: cuando el número de empleados no es superior a 10, el volumen de negocio inferior a 2 millones de euros y el balance general está por debajo de la misma cifra.

Características de una pyme

Principalmente, se trata de un tipo de negocio muy habitual  y que constituye el motor principal de la economía de las naciones desarrolladas. Además, ofrece mayor flexibilidad de oferta de empleo entre los trabajadores, ya que cuentan con varias opciones dentro del mercado.

A pesar de su carácter heterogéneo y emprendedor, la gran mayoría desarrollan su actividad dentro del sector servicios o comercio. Esto se debe a que el sector industrial exige grandes inversiones, aparte de contar con una legislación que determina un número de empleados y volumen de negocio demasiado alto para sus posibilidades.

En contraposición a este punto, una pyme cuenta con la ventaja de ser más independiente en su forma de llevar a cabo su función que una empresa grande. No depende de grandes inversiones para acometer cualquier proyecto que desee realizar y su legislación ofrece un amplio margen de maniobra para sus propósitos. Sin embargo, conviene recordar que su volumen de negocio está limitado por una serie de importes anuales específicos. En caso de superarlos, perdería su condición de inmediato y pasaría a ser considerada empresa grande.

Entre las principales ventajas de este modelo de negocio, destaca la capacidad de especialización. De esta manera, puede convertirse en referencia para nichos de mercado concretos.  También destacan por mantener un contacto más directo con el consumidor, puesto que la comunicación suele carecer de intermediarios, a diferencia de lo que sucede cuando tratamos de solucionar un problema con una empresa grande. Esto hace que resulten más atractivas para el consumidor.

No obstante, hay una característica exclusiva para una pyme, que le otorga una importante ventaja competitiva con respecto a otras más poderosas: su capacidad de adaptación a los cambios que se producen dentro del mercado. El margen de maniobrabilidad de una pyme es espectacularmente más amplio y rápido que el de un competidor de mayor tamaño. Puede modificar su estructura en muy poco tiempo para adaptarse a cualquier situación que afecte al trascurso normal de un negocio. Así, su competitividad se mantiene más o menos estable en caso de fluctuaciones temporales.

Por desgracia, los inconvenientes que presenta este tipo de organizaciones también les   afectan con mayor rapidez que a sus homólogos grandes. Generalmente, trabajan con un nicho de mercado muy determinado y rara vez internacional, por lo que, en caso de crisis, cambio de tendencias o aumento de la competencia, pueden terminar quebrando.

Además, debido a la escasa inversión con la que cuentan, su acceso a las nuevas tecnologías es más limitado. Cualquier avance que transforme la cadena de trabajo tardará más tiempo en implementarse por culpa del gasto que implica para la pyme, corriendo el riesgo de quedarse obsoleta. Si a esto unimos la fuerte competencia derivada de la gran cantidad de empresas similares que existen en el mercado, sufren la constante amenaza de quedarse obsoletas.